Sé que no te gustan las comedias románticas, el verano, las personas con cosas extravagantes. Que probablemente tenés más facilidad para que alguien te caiga mal, que para que te caiga bien.
Las cosas muy calientes, las personas "chispita" como yo, el desodorante en spray y las Vans de color marrón. Hablar por teléfono, el amontonamiento de gente, y los gritos.
Y después todo lo opuesto; que te gusta el invierno, todas las películas de Tarantino, y que sos tan fan como yo o quizá más, de Albert Hammond. El té, las pastas, el helado de crema americana con torta de manzana; que podés pasarte horas tocando la guitarra mirando a la nada, que tu memoria no es muy buena casi nunca y que querés un Buda enorme que nunca te pude regalar. Que tenés un trauma de chiquito con Woody de Toy Story, que no sabés pintar ni un cuadrado de un color sólo y que no te gusta esperar mucho. Y muchos detalles así. Pero ahora cada vez sé esas cosas de una manera más extraña, más lejana y más rara.
No sé si somos desconocidos, compañeros, ex novios, o ex amigos. No sé cómo catalogar qué es lo que pasa y pasó. Revuelvo todas las vivencias buscando y pensando si todo esto estuvo bien, pero ya pasó. Y eso es lo latente. Sé tantas cosas de vos, tantas, que ya las cosas más simples o fáciles de saber, no sé en qué rincón quedaron. Siento que tengo una pila enorme de discos que representan todos los detalles de tus cosas favoritas, pero no puedo saber lo que pensás. Lo que sentís. Lo que imaginás, o lo que te llevás en la mente antes de ir a dormir. 150 hs de charla no equivalen a que sea una charla importante o interesante.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? A veces pienso que hablar termina de romper lo que ya está roto.
Estoy en la incógnita más grande de mi vida y ya no puedo consultarte a vos qué hacer con esto. De verdad, siento que somos desconocidos. Me cuesta pensar en que ya no sé cómo dirigirme a vos, que tengo miedo de decir "a" pensando en "b" queriendo decir "c".
Alargar y alargar cosas, camuflándolas con canciones, frases, fotos, calles, horas.
Revolver.
Pienso en nosotros como un cuadro sin terminar. No sé si hay culpas, no sé si fue muy rápido, si dar todo era sinónimo de aburrimiento. Nada.
Las cosas muy calientes, las personas "chispita" como yo, el desodorante en spray y las Vans de color marrón. Hablar por teléfono, el amontonamiento de gente, y los gritos.
Y después todo lo opuesto; que te gusta el invierno, todas las películas de Tarantino, y que sos tan fan como yo o quizá más, de Albert Hammond. El té, las pastas, el helado de crema americana con torta de manzana; que podés pasarte horas tocando la guitarra mirando a la nada, que tu memoria no es muy buena casi nunca y que querés un Buda enorme que nunca te pude regalar. Que tenés un trauma de chiquito con Woody de Toy Story, que no sabés pintar ni un cuadrado de un color sólo y que no te gusta esperar mucho. Y muchos detalles así. Pero ahora cada vez sé esas cosas de una manera más extraña, más lejana y más rara.
No sé si somos desconocidos, compañeros, ex novios, o ex amigos. No sé cómo catalogar qué es lo que pasa y pasó. Revuelvo todas las vivencias buscando y pensando si todo esto estuvo bien, pero ya pasó. Y eso es lo latente. Sé tantas cosas de vos, tantas, que ya las cosas más simples o fáciles de saber, no sé en qué rincón quedaron. Siento que tengo una pila enorme de discos que representan todos los detalles de tus cosas favoritas, pero no puedo saber lo que pensás. Lo que sentís. Lo que imaginás, o lo que te llevás en la mente antes de ir a dormir. 150 hs de charla no equivalen a que sea una charla importante o interesante.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? A veces pienso que hablar termina de romper lo que ya está roto.
Estoy en la incógnita más grande de mi vida y ya no puedo consultarte a vos qué hacer con esto. De verdad, siento que somos desconocidos. Me cuesta pensar en que ya no sé cómo dirigirme a vos, que tengo miedo de decir "a" pensando en "b" queriendo decir "c".
Alargar y alargar cosas, camuflándolas con canciones, frases, fotos, calles, horas.
Revolver.
Pienso en nosotros como un cuadro sin terminar. No sé si hay culpas, no sé si fue muy rápido, si dar todo era sinónimo de aburrimiento. Nada.
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