Vuelvo infinito vuelo infinito

Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de hacer concreto el tiempo en que pasa esto que me pasa. Añadiduras varias; remiendes y golpes secos, bajos. Cimientos a medio hacer esperando que al día siguiente nos encontremos acá una vez más, debatiendo del paso de ese tiempo que ya pasó pero que vive.
(5, 6, 7, 8) vive en cada partícula de carbono que nos compone y permite nuestro funcionamiento. Por eso nosotros vivimos y damos lugar.
A veces siento que sé mucho de todo y a veces me encuentro sola en todo eso que se. Hay un placer escondido en el saber que no puedo compartir con-quién-sea. En-donde-sea.
Intuyo y solicito a la memoria se haga explícito el hecho puntual en donde decidí ser parte de.
Y cuando creo que todo tiene final las palabras me brotan de nuevo como las gotas de lluvia quedan prendidas a las hojas después de la tormenta.
Y no importa el paso del tiempo, del hombre y de sus máquinas; importa que viven allí. Y una empujará a la otra y se harán una más grande. Las situaciones actuales cada vez son menos precisas y platiqué mucho con alguien sintiéndonos inciertos y con una huida despavorida latente de todo lo que nos sometía en ese momento.
Día a día atravieso más paneles de mi interior que tenia como desconocidos. Ese es el placer escondido del saber.


Después reflexioné que todas las cosas
que suceden a uno suceden
precisamente, precisamente ahora.
Siglos de siglos y solo en el presente
ocurren los hechos;
innumerables hombres en el aire,
en la tierra y el mar,
y todo lo que realmente pasa me pasa a mí.

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